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Posts Tagged ‘dinero bancario’

Artículo publicado en dos partes en Oroyfinanzas.com el 22 de octubre de 2012 (Parte 1 y parte 2)

¿Qué son los agregados monetarios?

La base monetaria está formada por el dinero legal de la economía y está compuesta únicamente por el efectivo en manos del público (EMP) y las reservas de los bancos comerciales. En esta definición de dinero incluimos todos los billetes y monedas emitidos en régimen de monopolio legal por el Estado, ya estén en manos del público ya estén mantenidas en forma de reservas bancarias. Estas reservas son un porcentaje de los depósitos que los bancos han de mantener en caja para poder atender a las peticiones de liquidez de sus clientes. En la Eurozona, el volumen de estas reservas lo fija la autoridad monetaria, el BCE, mediante la regulación del llamado coeficiente legal de caja, que es del 1% de los depósitos.

Ahora bien, ésta es sólo una pequeña parte del dinero que utilizamos habitualmente para hacer pagos. Es el llamado dinero bancario el que representa en la actualidad alrededor del 85-95% de toda la oferta monetaria de la economía. Pues bien, dependiendo del tipo de depósitos bancarios incluidos en su definición tendremos una u otra medición de la oferta de dinero de la economía; definiciones que se identifican con la sigla M (por la inicial de “dinero” en inglés) seguida de distintos números, cada uno de los cuales implica una definición de dinero cada vez más amplia y menos líquida.

¿Qué es dinero? Una definición sujeta a la decisión del Estado

En una economía desarrollada no es fácil establecer la línea divisoria entre los activos que pueden ser dinero y el resto. Puesto que se entiende que dinero es cualquier cosa que pueda ser usada en pago de una deuda, hay muchas formas de definir o medir la oferta de dinero y, en concreto, la medición del dinero bancario. Las medidas más comunes son M1, M2 y M3. Ahora bien, la definición y el detalle de sus componentes exactos dependerán de los países de los que estemos tratando y, asimismo, cambian a medida que lo hace la regulación de los productos financieros que pueden considerarse dinero. Ello no hace sino reforzar una característica esencial de nuestros sistemas monetarios: y es que están gobernados por el Estado. Es el Estado, a través de sus bancos centrales, quién define lo que es dinero en nuestro tiempo. Esto es algo determinante y esencial a nuestro sistema monetario. Si le preguntáramos a un ciudadano del siglo XIX “¿qué es dinero?” su respuesta sería inequívoca y mucho menos compleja que la que he de dar hoy aquí.

Por ejemplo, en el Reino Unido o EEUU se han utilizado históricamente también las definiciones de M0 y M4. M0 no era considerado realmente dinero bancario, ya que era la suma del efectivo en manos del público; es decir, billetes y monedas emitidos por las autoridades monetarias. Además, en el Reino Unido se sigue usando el agregado monetario M4 como definición más amplia de oferta monetaria en el país y se dejó de publicar M0 en 2006. Como veremos a continuación, se corresponde aproximadamente con la definición más amplia de dinero (M3) que utiliza el BCE para la Eurozona. Por su parte, el agregado monetario más amplio publicado en la actualidad por la Fed es M2, ya que dejó de publicar M3 en 2006.

Por todo ello, las definiciones que presentaremos a continuación no deben entenderse como válidas y precisas para toda economía y tiempo. Es importante tener en cuenta que la definición de dinero es realmente distinta dependiendo del área monetaria de que se trate y cambian para la Reserva Federal de EEUU, el Banco de Inglaterra o el Banco Central Europeo. Dado que el BCE sólo define hasta M3, me concentro a continuación en las definiciones que se usan habitualmente para la Eurozona: M1, M2 y M3.

Dinero legal o Base Monetaria

La definición más líquida, pero más reducida de dinero, es el dinero legal; que está compuesto por el efectivo en manos del publico (EMP) y las reservas bancarias. Es decir, se trata de todos los billetes y monedas emitidos por las autoridades monetarias nacionales, ya estén en manos del público o en las cajas fuertes de la banca y el banco central en forma de reserva.

Dinero bancario (M1, M2 y M3)

M1: Es la definición de oferta monetaria más líquida, ya que incluye el efectivo en manos del público (EMP), que es una parte del dinero legal, más el dinero depositado en cuentas bancarias a la vista, también llamadas cuentas corrientes. Es el agregado más líquido porque incluye monedas y billetes así como el dinero que tenemos depositado en cuentas que pueden transferirse para hacer pagos de manera inmediata y sin coste. Estas cuentas no devengan interés alguno al depositante pero, a cambio, sabe que puede ir a retirar su dinero o hacer uso de él de manera inmediata. Así, cuando hacemos una transferencia, pagamos con una tarjeta de débito o domiciliamos un pago, estamos haciendo uso de este tipo de dinero.

M2: Esta es una definición algo más amplia de oferta monetaria ya que añade a M1 el dinero que tenemos en otros depósitos bancarios. ¿Cuáles? Aquellos depósitos con un plazo de vencimiento menor a 2 años, así como los que puedan retirarse (o “rescatarse”) con un preaviso al banco de 3 meses. Aquí ya estamos añadiendo muchos otros depósitos de ahorro y de plazo que sí que generan rentabilidad al depositante (un tipo de interés fijo al final del período de vencimiento) pero que, a cambio, no pueden ser retirados a demanda del cliente de manera inmediata y, por ello, no se pueden utilizar directamente para hacer pagos. Si queremos utilizarlos para hacer una compra, primero hemos de cancelar el contrato de depósito a plazo correspondiente e incurrir en un coste.

M3: Esta es la definición más amplia de dinero que se utiliza en la Eurozona. Añade a M2 el dinero invertido en otros instrumentos financieros (no ya en depósitos bancarios). ¿En qué instrumentos? Fundamentalmente el dinero invertido en:

(1) fondos del mercado monetario, en

(2) cesiones temporales de activos y

(3) en títulos de deuda privada o pública de vencimiento menor a dos años.

Vayamos por partes. Nuestro dinero lo podemos depositar en cuentas bancarias y ya hemos visto que, dependiendo del tipo de depósito, podremos recibir alguna remuneración. Ahora bien, esta suele ser muy reducida. Por ello, podemos optar mejor por invertir el dinero en otros activos financieros, como son los llamados fondos de inversión monetarios o en la compra de títulos de deuda pública (como las letras del Tesoro) o privada (pagarés de empresas) de vencimiento a corto plazo. Obtendremos en estos casos un mayor tipo de interés que en los depósitos, pero eso sí, caso de querer disponer de nuestro dinero, no podremos hacerlo de manera automática. Es más, habremos de pagar una comisión por ello. Esto hace que M3 sea la definición de dinero más amplia, pero también menos líquida. Y es de hecho la definición de oferta monetaria amplia que se utiliza en la Eurozona.

En mi próximo artículo explicaré los porqués de la decisión de la Fed (Reserva Federal) de dejar de publicar M3 en 2006, así como la del BCE de dejar de publicar el valor de referencia de M3, que utilizaba hasta 2003 de manera expresa en sus decisiones de política monetaria.

Juan Castañeda

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Publicado el 15 octubre 2012 en OroyFinanzas.com

¿Cómo se mide la cantidad de dinero de la economía?

Cuando hablamos de la cantidad de dinero en circulación, de la liquidez o, más técnicamente, de la oferta monetaria de la economía, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente?

Es importante ser precisos con este concepto pues sólo así podremos saber si la cantidad de dinero disponible está creciendo o no más de la cuenta y, dependiendo del caso, si el banco central ha de tomar una u otra dirección en su manejo de la política monetaria. Estos datos los publican los bancos centrales nacionales para cada una de sus economías y el BCE para toda la Eurozona. Los datos son públicos y muy detallados.

El dinero como una propiedad más de los bienes

Bajo los sistemas monetarios actuales, de monopolio estatal de emisión del dinero de curso legal, es el banco central quien determina en última instancia cuánto dinero se crea en la economía. Esto no ha sido siempre así, ni mucho menos. Como bien describió Karl Menger ya en el último tercio del siglo XX, y luego remachara Friedrich August von Hayek, el dinero o, mejor dicho, la “dinerabilidad”, es una propiedad de los bienes referida a su capacidad para ser aceptados como medios de cambio en las transacciones comerciales (es por tanto su grado de liquidez).

Por tanto, la “dinerabilidad” es una propiedad que, en mayor o menor grado, tienen todos los bienes. Originalmente, fueron los propios participantes en el mercado quienes fueron seleccionando a lo largo de los años qué bien hacía mejor las veces de dinero; es decir, qué bien era aceptado más fácilmente, y con menor coste, como medio de pago. En concreto, fueron los metales preciosos los que pronto fueron elegidos como los bienes que mejor cumplían las propiedades y funciones del dinero.

El dinero legal y el dinero bancario

En primer lugar, hemos de hacer una distinción fundamental:

Una cosa es el llamado dinero legal, emitido en forma de billetes de banco y de monedas por las autoridades monetarias nacionales en régimen de monopolio legal. A la suma de ambos también se le conoce como la base monetaria de la economía o dinero de alto poder como lo llamó M. Friedman. A su vez, este dinero puede estar circulando en la economía (el Efectivo en Manos del Público, EMP) o estar depositado en los bancos centrales como reserva. ¿Por qué base monetaria? Porque es el dinero que representa la liquidez última de la economía; que, en sistemas puramente fiduciarios como los actuales, donde no hay un vínculo ni anclaje entre el valor de los billetes y una cierta cantidad de oro o plata, son simplemente los billetes emitidos por el banco central.

Por tanto, sí, en la actualidad son ellos la reserva última de liquidez del sistema monetario y punto final. Si no me creen, traten de reclamar a su banco central nacional la cantidad equivalente al valor del billete en la forma de algún metal precioso y verán la cara de sorpresa del cajero correspondiente.

Y otra cosa es el resto de medios de pago creados por los bancos comerciales. Estos son los depósitos bancarios, que usamos a diario para realizar transacciones y saldar deudas. Al conjunto de ellos se le conoce como el dinero bancario y representa el grueso de la oferta de medios de pago existentes en cualquier economía moderna. Son dinero porque nos sirven para hacer pagos: a diario utilizamos tarjetas de débito, cheques bancarios, ordenamos transferencias bancarias, que no hacen más que “movilizar” mediante apuntes electrónicos el dinero que tenemos en nuestra cuenta bancaria a la de un tercero en el mismo o diferente banco.

Por tanto, pagamos y saldamos deudas sin necesidad de utilizar dinero físico (billetes, monedas). En principio, es un sistema eficiente de realización de pagos, que se remonta en sus orígenes a las antiguas ferias de comercio europeas de la baja Edad Media, pues agiliza los pagos y permite hacer operaciones de cuantía importante entre agentes situados en lugares muy distantes.

Dentro del mundo de los economistas se distingue entre el dinero legal o base monetaria de la economía, y el dinero bancario, que se conoce por las siglas M1, M2 y M3. Dedicaré mi próximo artículo a explicar sus definiciones y diferencias.

Juan Castañeda

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(Esta es una versión ligeramente revisada y ampliada del artículo publicado originalmente en GoldMoney Research; el 15 de mayo de 2012)

Una mejora del sistema de creación de dinero bancario

El Estado concede el monopolio legal de emisión de billetes al banco central de cada país. Pero al mismo tiempo todos sabemos que podemos hacer transacciones con otros medios de pago ofrecidos por la banca comercial. Esto es posible porque los bancos son capaces de crear dinero, el llamado dinero bancario; que son los depósitos de los que disponemos a menudo mediante el uso de cheques, transferencias bancarias, tarjetas de débito y crédito o domiciliaciones bancarias. Ello sin duda nos hace la vida más fácil, ya que no hemos de llevar con nosotros grandes cantidades de efectivo para hacer pagos cotidianos. Sin embargo, los bancos no tienen libertad para emitir su propia moneda; únicamente pueden crear depósitos denominados en la moneda del banco central, depósitos que además están en la obligación de devolver en dicha moneda a petición del cliente. Ello no implica que los bancos hayan de mantener todo nuestro dinero en caja en todo momento. De acuerdo con la normativa actual en la Eurozona, sólo han de mantener en caja alrededor de un 2% de los depósitos de sus clientes (llamado coeficiente de caja); por este motivo se le conoce como un sistema monetario de reserva fraccionaria. Es un sistema monetario que permite la expansión de la oferta de medios de pago pero que implica un mayor riesgo, ya que está expuesto a una mayor probabilidad de fallo del sistema bancario.

Los bancos comenzaron ya a operar bajo este sistema de reserva fraccionaria hace tiempo, en la Edad Moderna; y fue cuando comprobaron que sólo una pequeña parte de sus clientes retiraban el efectivo de sus depósitos para hacer sus pagos. A sabiendas de ello, comenzaron a prestar una parte de ese dinero no retirado, lo que les permitió aumentar aún más sus depósitos y con ello los medios de pago en la economía. Como era de esperar, los bancos ampliaron sus balances y sus beneficios, ya que el coste de mantener los depósitos de sus clientes era mucho menor que la ganancia que obtenían con la concesión de los nuevos créditos. Desde mediados y finales del siglo XIX, los bancos desarrollaron mucho más sus técnicas de intermediación y ello resultó en una mayor posibilidad de crear nuevos depósitos que sus clientes apenas convertían en efectivo para hacer sus pagos. Como resultado, los bancos se dieron cuenta de que los clientes cada vez necesitaban menos efectivo, lo que fue conduciendo al mantenimiento de un coeficiente de caja cada vez menor.

Por todo ello, vemos que la tendencia a operar con un menor coeficiente de caja viene de bastante atrás. El cambio más relevante vino con el abandono del patrón oro tras la Primera Guerra Mundial. Como sabemos, el patrón oro sirvió como sistema para limitar las emisiones del banco central y las de los bancos comerciales; dado que tenían que mantener en forma de reserva un activo de valor intrínseco (el oro) para respaldar sus emisiones y operaciones. Una vez reemplazado por un sistema monetario cada vez más fiduciario, los bancos ya no tenían que conservar oro en forma de reservas, que pasaron a ser los propios billetes del banco central; billetes, que ya sin valor intrínseco ni apenas coste de “producción”, podían ser creados de un día para otro. A ello se añadió la declaración de los billetes emitidos por el banco central (el dinero de reservas de la economía) como el único dinero de cdurso legal de la economía. Este nuevo sistema, unido a la aplicación de políticas monetarias discrecionales, resultaron en un aumento de la liquidez y, finalmente, en mayor inflación así como mayor inestabilidad de la economía a finales de la década de los 60 y en los años 70.

En consecuencia, un sistema de reserva fraccionaria cuando el dinero de reserva es puramente fiduciario, que además está monopolizado por el Estado, conduce a un exceso de oferta de dinero si no es limitado, bien por el propio banco central, con su compromiso con una regla monetaria efectiva en el mantenimiento del poder de compra del dinero, o bien por el propio mercado, mediante la introducción de auténtica competencia en el mismo. Claro que no es este el único sistema monetario posible. Los defensores de una parte(1) de la tradición de la Escuela Austriaca de Economía (de la linea de Mises fundamentalmente) han defendido siempre el establecimiento del coeficiente de reservas bancarias del 100%. Siguiendo su planteamiento, dado que el dinero depositado en las cuentas corrientes puede ser inmediatamente dispuesto por los clientes, los bancos tendrían que estar obligados a mantener todo el dinero en caja. En este caso, el coeficiente de caja sería del 100% del valor de los depósitos; por lo que los bancos sólo podrían crear nuevos medios de pago mediante el uso del dinero depositado en cuentas de ahorro. Por tanto, si adoptáramos esta propuesta, el sistema monetario podría ser más seguro y estable, si bien con el coste de disponer de menos medios de pago en la economía.

En mi opinión, no hemos necesariamente de encaminarnos hacia un sistema de reserva del 100% para mantenerlo estable, a la vez que permitimos el pleno desarrollo del mercado y sistema bancarios. El patrón oro es un buen ejemplo de un sistema monetario estable que funcionaba con reserva fraccionaria. Además, es de esperar que la introducción de más competencia en el mercado monetario o el compromiso con una regla monetaria que verdaderamente preserve el poder de compra de la moneda mejore el funcionamiento de los sistemas fiduciarios actuales.

Juan Castañeda

Nota:

(1) Y digo bien, una parte de esta escuela. Otros significativos representantes de la Escuela Austriaca de Economía, como F. Hayek o G. Selgin en la actualidad, no comparten esta propuesta de obligatoriedad de respaldar los depósitos con el 100% de reservas en caja.

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